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Introducción
En una noche de verano, en el silencio como antesala del bullicio del día, en la oscuridad más profunda como puerta a la luz de un nuevo amanecer, es sin duda un momento espectacular para reflexionar sobre las relación entre las estrellas y tú.
Aprovecha este nuevo paseo, esta nueva oportunidad que cada año te presenta la época estival, para llevar ese estado de paz y libertad que puedes experimentar durante al menos unas horas. No dejes que este año sea un paseo más, conviértelo en un acontecimiento que te permita recordar aquello que ya está dentro de ti pero que por tu ritmo de vida diario has olvidado.
Haz de cada momento de tu vida un momento memorable.
Cuando miras al cielo puedes admirar la impresionante perfección de la naturaleza. Esa perfección también está en ti. Se dice que la superficie de la tierra en la cual habitamos es sólo la orilla del océano cósmico, es por eso que quizás te resulta tan atrayente pasear por la playa, porque de este modo te sientes que estas volviendo a casa, al verdadero hogar de paz y unidad al que todos anhelamos regresar.
En la inmensidad de la noche eres capaz de reconocer el reflejo de ti mismo en el hermoso cielo estrellado.
La materia
En una noche de verano puedes ver innumerables estrellas en la oscuridad, sin que las luces artificiales de la ciudad las eclipsen. Nuestra historia como humanidad apenas dura nada en comparación con el tiempo que esas estrellas llevan brillando en el universo. Te ves dan diferente y lejano de ellas, pero esto es sólo una falacia que ha creado tu mente.
El hidrógeno es el elemento más simple y ligero que forma parte del cosmos y también el más abundante. Para producir el resto de elementos más pesados que constituyen el mundo tal y como lo conocemos se necesita suficiente energía para fusionar elementos más simples.
De este modo sólo en el interior de las estrellas hay suficiente calor como para fusionar el hidrógeno y producir helio como lo hace el sol. De igual modo las estrellas más pesadas son capaces de producir elementos más complejos como el oxígeno, el carbono, el nitrógeno, el calcio, el fósforo, el azufre, el potasio o el cloro.
Al igual que las estrellas, nuestro cuerpo al 99% está formado también por estos elementos químicos en diferentes proporciones. Así podemos ver que somos un 65% oxígeno, un 18% carbono, un 10% hidrógeno, un 3% nitrógeno, 2% calcio y 1% fósforo. El escaso 1% que resta está formado por una larga lista de otros elementos tan imprescindibles para el equilibrio de nuestro organismo como el potasio, el azufre, el magnesio, el yodo, el hierro y el zinc. Me gustaría destacar las propiedades de los principales elementos en nuestro cuerpo:
- El oxígeno es esencial para que podamos obtener energía y las células puedan realizar sus funciones.
- El carbono es indispensable para formar enlaces que permiten crear cadenas de moléculas más largas y complejas. Este tipo de enlaces se puedes destruir y formar otros nuevos con escaso coste energético, lo que es de suma importancia para el organismo. Se dice que gracias este elemento fue posible el origen de la vida.
- El hidrógeno está presente en las moléculas de agua y en esencia somos más de un 65% de este elemento.
- El nitrógeno forma parte de muchas biomoléculas, destacando su presencia en ácidos nucleicos como el ADN y el ARN, así como en otros aminoácidos.
- El calcio es de los minerales más abundante que componen el cuerpo y es esencial para la vida dando soporte en nuestro huesos y dientes. También participa en impulsos nerviosos, regulación de los latidos de corazón y coagulación de la sangre.
- El fósforo es esencial para la vida humana estando presente en las estructuras óseas del cuerpo, pero además cumple una labor energética fundamental en la molécula de ATP, la llamada “moneda energética” de la célula, la cual es esencial para llevar a cabo todas sus funciones.
De este modo podemos afirmar que la materia que componen las estrellas, es el origen de la materia de la vida en la tierra. En esencia no hay diferencia de composición entre las estrellas y tú. El origen de todos estos elementos que forman parte de tu cuerpo es de la misma naturaleza que las estrellas. El planeta tierra, y la vida que habita en ella no surgió de una manera aislada, formamos parte de un universo en expansión. Porque la Vida dentro de tu cuerpo se está dando en su máxima plenitud, como lo hace en el cielo cuando miras las estrellas.
Estás hecho de polvo de estrellas.
La esencia
En esa noche de verano, mientras observas el cielo estrellado eres capaz de sentir paz, tranquilidad, alegría. Pero esas sensaciones no vienen de fuera, simplemente tu mente se desinhibe, se relaja. El pensamiento asociativo y las continuas fluctuaciones de la mente se interrumpen por momentos. Entonces eres capaz de sentir aquello que ya está dentro de ti, la presencia, paz y dicha que ya eres. Las estrellas, el cielo negro o el silencio de la noche no tienen un átomo de felicidad, pues la felicidad es tu naturaleza y las circunstancias te ayudan a que te des cuenta, a que recuerdes que eres libre de condicionamientos externos, para verte bien, para sentirte bien.
Deja de identificarte con la historia del personaje carente, pequeñito, con problemas que tu mente ha hecho gigantes. Contemplar el cielo de la noche estrellada te ayuda a relativizar aquello que te preocupa, dejar de mirar a tu vida desde una perspectiva estrecha para verla desde un punto de vista más amplio. En esencia ese personaje no eres tú. Tu realidad última es la misma que la de las estrellas, no hay nada separado del Creador, no hay nada que no sea en esencia Existencia, Consciencia y Dicha. Aprovecha esa noche de verano para mirar la vida de una forma más profunda y no quedarte sólo en la superficie de lo que tus ojos ven. Toma consciencia de lo que permanece detrás a todo el movimiento: en el transcurso entre la noche y el amanecer, la luna y el sol, el nacimiento y la muerte.



Busca la quietud en cada paso del camino, estas aquí y ahora, la vida se está dando con su máximo esplendor en este momento. La vida no sabe reservarse para un futuro que solo está en tu mente o quedarse en un pasado que ya pasó. La Vida se está dando en el presente, sin reservas, sin limitaciones.
De este modo cuando mires las estrellas otra noche de verano, no te sientas separado, elimina de tu mente el pensamiento de sentirte como alguien indefenso y pequeñito para reconocer tu Verdad.
Tú estás en las estrellas y las estrellas están en ti.
No hay separación, no estás solo cuando reconoces tu verdadera naturaleza de Existencia, Consciencia y Dicha. Esta es la Vida que permea tu cuerpo, tu mente y tus emociones y que hace posible que existas tú y todo el cosmos.
Cuando reconoces esta realidad dejas de ser esclavo del mundo material, de las creencias e imposiciones que te han sido dadas. Dejas de ir por la vida mendigando un poco de cariño y aceptación. Porque ya no necesitas conseguir nada para tener paz, para verte completo, porque ya puedes actuar desde la paz y la plenitud que ya eres.
Conclusión
Un paseo por las estrellas puede ser una oportunidad para reconocer tu Verdad reflejada en la inmensidad del cielo. Para ser mejor persona en tu día a día, y sentirte bien y de está manera ser más útil para ayudar a los demás. No dejes que este año, el paseo estival sea un paseo más. Se agota tiempo para reconocer tu atemporalidad. Cada instante vida es una invitación a la puerta de la eternidad. Por lo tanto, no dejes que este paseo sea un paseo más.
Eres Consciencia, Existencia y Dicha reflejada en polvo de estrellas.
Espero te haya resultado provechoso el artículo sobre las estrellas y tú. Si te gustaría seguir leyendo no te pierdas La búsqueda equivocada de la felicidad.
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Hasta pronto
Cuídate