No tienes que hacer nada para ser feliz

Quizás tú también hayas tenido esta reflexión alguna vez: «hay algo dentro de mi que haga lo que haga no me veo bien, quizás consigo un instante de felicidad, dónde mi mente inconformista se silencia, consigo sentir la paz y la felicidad que hay dentro de mi,  pero luego a sentirme carente. Necesito desarrollar sensibilidad y madurez personal para comprender qué es lo que está pasando en mi vida.»

¿Hacía dónde voy?

Y después de esto surgen otras reflexiones como: «¿cuál es la meta en mi vida? ¿hacia dónde voy?». Sinceramente, sólo existe una búsqueda de un estado en el que me veo bien, me siento bien, independientemente de las circunstancias externas. De poder Ser la persona que verdaderamente Soy.  Ya se puede caer el mundo ahí fuera que yo me siento bien.

Desde la mente egoica, nos movemos por un estrategia continua de evitar el dolor y conseguir placer. Esta es una estrategia primitiva, que no nos lleva nunca a vernos bien por mucho que hagamos y tengamos. Así por ejemplo,  podemos tener una pareja y sentirnos bien pero rápidamente surge el dolor de poder perder a esa persona en cualquier momento. Y cuando ya parece que consigo todo lo que quiero en mi vida para ser feliz renuevo mi lista de deseos y de miedos al dolor.

Reconocerme dentro de una sociedad llena de distracciones

En la sociedad actual, llena de distracciones, llena de objetos de consumo, nuestra mente se mueve rápidamente en este mecanismo de conseguir cosas y de deshacernos de cosas. Nos crean frustraciones por no tener cosas que en verdad no necesitamos, más estrés, más nerviosismo, más objetivos que cumplir… falacias de falsa felicidad externa. Necesito salir de este mecanismo para reconocerme cómo verdaderamente Soy y mirar la vida desde una nueva visión. Así un día decido despertar, de buscar otra orientación para sentirme bien, me canso de ese consumo insaciable sin sentido. Me doy cuenta que soy Yo es que le atribuyo el valor a las cosas externas para verme bien,  ya que de por sí las cosas son neutras.

Por otra parte nada externo podrá cambiarme la visión que tengo de mí mismo, verme bien desde una visón interna, no porque reciba alabanzas, elogios de otras personas, objetos con determinado valor.

En verdad lo único que busco es estar agusto conmigo mismo porque no consigo verme bien y para ello no necesito hacer ninguna actividad en concreto. Necesito cambiar los ojos con los que miro el mundo, mirar desde otra perspectiva y dotar a mi vida de verdadero sentido.

Recuperar la armonía para verme bien 

Replantearme si hay alguna posibilidad de que la paz y la dicha sea yo. Lo que estoy buscando constantemente es a mi mismo. Yo Soy el Amado. Yo mismo soy el satisfactor de todos mis deseo, yo mismo soy la fuente de toda paz y seguridad. Asumo la responsabilidad de mi vida,  ya no soy victima de las circunstancias externas. En mi estado de plenitud todas las etiquetas que me he puesto desaparecen. Es mi estado natural, no tengo que hacer nada. Nací en armonía con el universo y sólo tengo que recuperar dicha armonía para verme bien.  Disfrutar del “nada que hacer, ningún sitio a dónde ir”.

No hay que hacer nada para ser feliz

A nuestra mente le cuesta acostumbrarse a esa nueva visión, necesita “acción”, seguro que tu mente ya se está preguntando, pero bueno ¿ahora que sé que es necesario el cambio de visión, qué hay que hacer? No hay que hacer nada, es un shock, un cambio de paradigma para la mente.   Es un reconocer, un darse cuenta,  una comprensión  de que Yo soy la fuente de la paz y felicidad, y desde ahí desarrollo mi existencia en este mundo dual, donde amor y dolor forman parte de la misma experiencia, la de estar vivo.

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